La anciana del ropero
- anceah4
- 19 sept 2017
- 1 Min. de lectura
No quería ser la anciana con su vida en el ropero.
Por eso me deshice de cada carta, cada joya, cada regalo, cada objeto y cada residuo de ti en mi casa, mi cuarto, mi vida.
No quería ser esa mujer triste y sola, que abrazada de alguna de tus letras añorara con nostalgia y tristeza un pasado que se le fue de las manos, y una esperanza sucia, empolvada y por poco marchita.
No, yo no sería esa llorona con la vida hecha trizas, con la mirada añeja con un leve tintineo del fuego de una pasión jamás correspondida.
No recordaría tu abandono, tu amor, tu abandono, tu amor, tu abandono, tu amor, tu abandono.
No buscaría tu silueta y la evitaría, la buscaría, la evitaría, la buscaría, la evitaría.
No.
No quería ser la anciana con su vida en una caja, como un tesoro, que como ritual sacara de su escondite para revivir memorias pasadas, como invocar demonios.
No.
No quería ser ella y me deshice de todo, de TODO.
Pero olvidé que el ropero lo llevamos adentro en el pecho, y las costillas (cuales puertas), revelan detrás tu última pertenencia... palpitando: MI-vi DA-en TE-ra.

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